viernes, 27 de julio de 2012

Y yo ¿qué?

La niña en el ascensor, de Verónica Barra


Abren la puerta, entran, hablan de sus cosas, quizá no se conocen demasiado y preguntan cosas nimias, cada día, una y otra vez las mismas frases:
Qué calor, esto es horrible
Si, está haciendo mucho calor este año
O bien:
Menudo viento, no hay quien suba a tender a la azotea
Desde luego, yo ayer casi salgo volando.
También están los:
¿Cómo sigue su madre?
Bueno, ahí va, peor no está.
Cuando están solos se miran al espejo y dejan sus pensamientos aquí atrapados.
A mí nadie me dice nada, nadie me habla ni cuenta conmigo. Ya me había acostumbrado hasta que la niña del segundo, la nieta de la señora viejita, empezó a hablar conmigo. Desde entonces, a veces nos paramos en medio, casi sin que se note y charlamos un poco, le cuento algún secreto de la comunidad o me cuenta ella cosas de fuera, las que antes solo intuía por las miradas de quienes entraban. Y me sonríe, no al espejo, no a ella, me sonríe a mí.
Estoy temiendo que se acaben las vacaciones, tenga que irse, y se olvide de que un día fue niña.

22 comentarios:

  1. Aunque sean los típicos comentarios que no dicen nada, muchas historias suben y bajan, bajan y suben. Y en cada parada el aire las remueve y las renueva...

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    1. El aire o el viento de la azotea... este ha durado unas dos horas, creo que algún vecino colecciona mis relatos ;)
      Abrazos

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  2. Me gusta porque escondes al narrador, al protagonista, hasta el final. Por la misma razón, quitaría el último párrafo (pero no me hagas mucho caso)

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    1. Ese narrador, si hablara. Gracias, es que me gusta la frase final porque refleja un poco lo que se pierde al crecer.
      Un abrazo y gracias por dejar aquí tus comentarios... volveré (creo)

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  3. ...Y es que los espejos esconden tantos secretos, como pensamientos afloran mientras nos miramos en él...¿Y, yo qué? Esto mismo hago yo cuando me miro pero entonces, le tuteo. Ya somos amigos de muchos años.

    ja,ja. casi hago un "nano" al comentarte, mil perdones y millones de besicos salado, sin preámbulos cotidianos.

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    1. Mmmm, no era el espejo quien hablaba pero si para ti es el espejo, estupendo! Yo voy a empezar a hablarle a ver qué me cuenta que no sepa.
      Un beso grande y salado recién llegada de la playita

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  4. ¿Quién habla? ¿el ascensor? o ¿el espíritu del edificio encerrado en él?. En cualquiera de los casos : me gusta tu figura narradora y el misterio que encierra.

    La imágen es de 10.
    Un beso desde mis palabras.

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    1. Cada quien que interprete... yo por lo de "nos paramos en medio" tendría una pista :)
      La imagen la encontré en la red, pero al tener dueña lo añadí.
      Besos

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  5. No perder la mirada infantil, ser capaz de seguir viendo las cosas que se esconden a los ojos adultos... Me gusta si.

    Besos desde el aire

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    1. Si, a mi también me gusta eso, pero no siempre podemos mantenerla, verdad?
      Un beso

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  6. Siempre llevamos al niño que fuimos dentro, eso es inevitable. A veces él mismo nos protege de la intemperie de las horas, de las injusticias, de la violencia psicológica...

    Mirar con ojos de niños es tener el alma abrigada.

    Un beso
    Me quedo por acá.

    lujanfraix.blogspot.com

    Mi blog principal

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    1. Me gusta lo que dices, yo creo que nunca hay que perder al niño que llevamos dentro.
      Un beso y bienvenido!

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  7. Realmente sólo cuando eres niño eres capaz de permirte ver el alma de las cosas. Me gusta mucho la voz del narrador. Hace que lo vaya intuyendo poco a poco. Y me gusta mucho el final, ese miedo a quedar solo de nuevo sin que nadie lo sepa. Me gusta, Ana.

    Un abrazo.

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    1. Gracias, Migelángel, me gusta mucho tu lectura, le has sacado el juguillo.
      Un abrazo

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  8. Tal como ya se ha dicho, en este micro aciertas de pleno con la voz narradora, Anita, que nos lleva envueltos en una bruma de incertidumbre, pero con mano firme hasta el final del relato.

    A mí también me parece fantástica la frase final, que define el espíritu de todo el relato.

    Gran trabajo.

    Un abrazo,

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    1. Debería contar la historia... el otro día pegué en el ascensor de mi casa un relato (para los vecinos), duró una tarde y alguien lo quitó ¿le gustaría demasiado? ¿le parecería mal? ¿no lo entendió? Así que escribí este más como "historia del ascensor", esta vez duró menos todavía pegado en el ascensor, empiezo a pensar que tengo un fan coleccionista en el edificio.
      De ahí viene la voz del narrador... ¿¿¿quizá la niña soy yo???
      Un abrazo grande!

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  9. No voy a repetir lo de la voz narradora, está claro lo bien conseguida que está. Me ha gustado mucho, y me asalta una duda: respondes, a quien cree que habla el espejo, que no lo es; ¿podría ser la escalera...? (creo que no porque dice que la niña no le sonríe al espejo, ni a ella), ¿o puede que sea el ascensor...? (entonces sí que me desarma ese "ella" a quien no le sonríe la niña. Quizás sea más sencillo y yo me esté liando.
    Un abrazo.

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    1. Mafalda, el ella en el que dudas "no le sonríe a ella" sería "no se sonríe a sí misma", la niña se mira al espejo (del ascensor) y sonríe (al ascensor), eso quería decir, pero veo que aunque la voz está bien y os gusta a todos, no está muy bien explicado, lo que no sé si está bien o no...
      Un abrazo grande

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  10. Olvidar lo que hemos sido es el peor castigo que nos autoinfligimos cuando la edad y la experiencias hacen de las suyas...

    Saludos

    J.

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  11. Aclarado, Anita, y satisfecha porque entonces lo entendí perfectamente a la primera. Fue el leer un comentario anterior el que me hizo dudar de si yo estaba en lo cierto, reparé más en el pronombre y por eso te pregunté.
    Sí está clara la voz. De todas formas, lo más divertido y con enjundia es esto, diferentes interpretaciones y ver todo lo que el relato puede sugerir.
    Abrazo grandote.

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  12. La voz que cuenta es lo que más me gusta, mejor dicho el tono como lo expresa.
    La "voz" es inteligente al temer que se olvide que fue niña o quizás no.

    Me gusta, me incita a imaginar.

    Besitos

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