miércoles, 28 de noviembre de 2012

Escapar


Imagen: Escalador de invierno, de Bill Binzen

Hace ya varias semanas, digo... meses, que intenta escapar.
Sale del enorme edificio de oficinas donde pasa mañana y tarde y, al anochecer, cruza el umbral dispuesto a irse donde sea. Que no sea su casa, donde ejerce de oficinista nocturno, de cocina, pañales y besos, de fregona en una mano y estropajo en la otra.
Así que desde hace tiempo sale por la puerta, a veces por la tarde al irse a casa, a veces a media mañana, y hace un intento. Busca su destino en un mapa imaginario que visualiza en la palma de la mano, y comienza a caminar, pero nunca llega a más de dos manzanas del edificio. Entonces baja la cabeza y vuelve, piensa: "la próxima vez lo lograré". 
Pero un día... siempre hay un día diferente, en que las golondrinas tararean otra melodía, los mirlos callan o las viejecitas pasean sin bastón. Ese día, cuando va a cruzar la puerta de la oficina, se da cuenta de que puede seguir caminando más allá, mucho más allá. Manzana tras manzana hasta ver unos árboles, y más allá, donde le espera la vida.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Estampaciones, de Alena Collar




Hoy quiero hacer una breve reseña de Estampaciones, de Alena Collar, editado por Talentura libros (antes Editores Policarbonados).
En palabras de Alena, ella es una mujer que mira y que solo sabe escribir. En este libro de relatos es eso lo que hace, mirar y escribir. Cada uno de ellos se queda grabado en la memoria como si lo hubiéramos visto, como una estampa.
El libro tiene 28 relatos, y tienes la sensación de que te tocan algo dentro, quizá una imagen que tú también has visto, quizá es esa manera que tiene Alena de escribir que parece que te está hablando, y en algunos casos, como en el primer relato “Presa”, eres cómplice de la propia historia.
Como no soy muy de reseñas, he preferido leer uno de los relatos para que lo podáis escuchar. Y juzguéis vosotros mismos.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Cambio de estación


Escondí las lágrimas y las sonrisas del revés bajo siete mantas, tres abrigos, cuatro jerséis de cuello vuelto, los pantalones de pana, los guantes y las bufandas. Regué de naftalina, cerré bien la cremallera y lo subí al altillo del armario. 
Al llegar el frío, con la rutina del cambio de estación, saco las cosas una a una; con ellas abrigaré las mañanas de sol gélido, las tardes de lluvia, las noches de escarcha...
L s  pen s  y  n  st ba





jueves, 22 de noviembre de 2012

El hombre del saco



Entra la noche, padre, y tengo miedo. No temas, hijo, salí fuera y cerré la cancela. Pero, ¿cerró las ventanas, padre? Sí, y me aseguré de que las rejas seguían firmes. ¿Y las contraventanas?, ¿las cerró, padre? Sí, hijo, y también bajé las persianas. ¿Y la puerta de casa, padre? La cerré, hijo, y puse la cadena y di dos vueltas a la cerradura. ¿Qué hizo con las llaves, padre? Para que estés más tranquilo, hijo, te las doy a ti. Y si aún así entra alguien mientras usted duerme, ¿qué haré, padre? Toma mi navaja y guárdala tú. ¿Sabe, padre? Ahora ya no tengo miedo. Sí, hijo, porque nadie puede entrar. Sí, ni tampoco salir, ¿ya se ha dado cuenta?, ni siquiera usted, padre. ¿No tiene miedo, padre? Llega la noche.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Relatos Fanzine Ruido


Estos son los relatos que se publicarán en el próximo Fanzine Ruido La Palma, el tema, la crisis como motor creativo, fuente de inspiración, ... 
Gracias por participar!!!


TENDENCIAS ACTUALES
Desde que le despidieron, se pasa las tardes descargando su rabia en lienzos tan  diminutos como baratos.  Hoy cumple cincuenta años; su mujer, que  quiere darle una sorpresa, se los ha enseñado a un galerista del barrio. Le han encantado. El material para enmarcarlos le saldrá muy barato, asimismo los trazos de pintura licuada se verán bien a la luz de las velas, lo que además de ser más íntimo, reducirá mucho la factura de la luz; y la gran ventaja, como es una obra muy extensa que ocupa muy poco, podrá alquilar mientras la otra sala de la galería.


¡PERO QUÉ ARTE!
— ¿Cómo dices que se llamaba esto?- pregunto después de tragar el último bocado con un sorbo de vino peleón.
— Puding de sardinas con salsa de acelgas. ¿Te ha gustado?.
— Estaba bueno. Pero te habrá dado mucho trabajo. Yo me conformo con unos huevos fritos con patatas.
Me limpio los labios con los dedos que se cuelan entre los agujeros de su última creación de costura.
— ¡Qué va! Me encanta el taller de "Cocina contra la crisis". Mañana voy a prepararte un plato de mi invención.
— Lo siento querida, olvidé decirte que mañana tengo otra comida de trabajo.


LA VOZ DEL PUEBLO
La noche de San Blas ante la algarabía general, el alcalde tuvo arrestos para subirse al escenario: «Paisanos, nos quedamos sin verbena porque los músicos contratados no han aceptado nuestra forma de pago…». Lo interrumpió una moza de primera fila, que se arrancó con una estrofa del himno regional. A ella se le unieron todos los vecinos hasta que sus voces fueron una. Finalizada la interpretación, la ovación fue atronadora. Y antes de que el silencio se presentase, una nueva canción a coro se escuchó. Y así sucesivamente, hasta convertir la velada en la mejor fiesta que se recuerda.


UN SER EXTRAÑO
No pienso leer más la prensa, ver los telediarios o escuchar los noticieros de la radio. No pienso hablar de lo mal que está el mundo y exigirle que cambie. Cada noticia, cada expectativa frustrada me consume poco a poco.
Dentro de unos años, cuando sea el único ser que queda en la tierra con un poco de ilusión, esperanza y amor que dar, dirán que no gozo de capacidades psicológicas normales.


LAS MUSAS DE LA BASURA
Llevaba a los niños al colegio. Algunos días hacía la cola del paro. Enviaba curriculums, si lo llamaban, acudía a alguna entrevista. Comía en la parroquia. Cuando cerraba el supermercado, dejaba a los niños viendo los dibujos y estaba el primero en los contenedores de basura. Fruta pocha, yogures caducados... Una noche encontró un spray de pintura negra. Siempre había querido pintar. Lo dirigió a la pared inmaculada del supermercado, donde caían las sombras de los contenedores. Aquel fue su primer grafiti, luego llegaron otros, siempre con el mismo tema: contenedores y rebuscadores. Ese paisaje que conocía tan bien.


NATURALEZA VIVA
Nunca tuvo cuadernos ni pinturas. No sabe escribir. Marcelino es un hombre de los de antes. Rudo, callado. Un día su hija le llevó a un museo. Miró los cuadros uno a uno. Despacio. En silencio. Paisajes, bodegones, retratos. No dijo nada. De nuevo en casa, sentado bajo el manzano, mira a su nieta recoger flores. Escucha los pájaros mientras, en el horizonte verde, se pone el Sol. Marcelino observa. Recuerda las explicaciones sobre el arte y sonríe.


LUJO
No sé quién inventaría decir de algo que es un lujo. Al principio, como una valoración positiva de, generalmente, un objeto que precisamente por no poseer un valor material, o ser este incalculable, sólo se podían permitir quienes tuvieran tanto dinero como para cubrir sus necesidades materiales y, además, rodearse de objetos hermosos. Pero cambian los tiempos y con ellos las palabras. Ahora decimos “es un lujo que no podemos permitirnos” con cierta sorna, pensando que en realidad no vale la pena, precisamente porque carece de un valor materialmente cuantificable. Sólo lo que tenemos que pagar tiene ya algún valor.
Jorge Plaja Rustein


OCASO INFINITO
La caricia del pincel sobre el lienzo es tan precisa como de costumbre.
Ni un milímetro de más.
Ni un tono de menos.
Una línea, en perfecto azul prusia, delimita un horizonte de textura y brillantez minuciosamente buscadas para contrastar con la grumosa esfera, incendiada en rojos y naranjas.
Nunca logrará sumergirse en ese mar que solo parece engullirla con glotona quietud.
Dentro de dos vidas y media la muchedumbre, más limpia y menos cálida, se preguntará cómo podía reflejar con esa fidelidad el espíritu del mar.
Sin saber si acaso alguna vez llegó a contemplarlo.
O a desear verlo.

jueves, 15 de noviembre de 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

martes, 13 de noviembre de 2012

14-N


lunes, 12 de noviembre de 2012

La fina línea


Pinta una raya con tiza, una línea recta, infinita, separa completamente un lado del otro. Se incorpora y la pisa, la emborrona un poco y camina por encima de ella, como si no existiera, como si no importara que antes, hace un momento nada más, hubiera querido pintarla para separar algo. Entonces se agacha de nuevo y pinta otra, un poco más allá, apenas a un cuerpo de distancia. La mira como si no la hubiera pintado él, como si no la reconociera, y también como si aquella fina línea fuera a hablarle y a decirle todo lo que ya sabe. Duda, siempre duda, y después pasa por encima mientras mira hacia otro lado, como si no fuera consigo lo de pintar rayas y cruzarlas. Da unos pasos más y se para de nuevo para hacer una tercera, a estas alturas sabemos de qué se trata, una raya recta, infinita, que divide el mundo en dos, ahora ya en cuatro. Esta vez, apenas ha terminado de pintarla ya la está cruzando; casi le veíamos allí agachado cuando está al otro lado.
Y por fin pinta la última ¿la última? Pintará otras, seguro, pero ahora no va a pintar más, solo esa y pone un pie al otro lado, pero no se decide, sí, no, sí, no. Media vuelta, media vuelta otra vez, vuelta entera. Entonces camina entre dos rayas y se va, por la tangente como si dijéramos, pero no, es el camino perpendicular al que creíamos que tomaría. Y ya no le vemos más.

domingo, 4 de noviembre de 2012

¿Cómo se inventaron las palabras?

Esta vez el cuento lo escribe mi hija Violeta, un día de dolor de barriga y puente.







viernes, 2 de noviembre de 2012

Los sonidos crecen

He recibido un regalo precioso: un vídeo de Fernando Vicente de mi relato Sonidos





Como no tengo palabras, dejo que las pongáis vosotros y solo una de mí para Fernando: GRACIAS

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...